La "variación estacional" y la percepción.

LA VARIACIÓN ESTACIONAL Y LA PERCEPCIÓN.


Me parece muy bonito observar, así como llamativo, que los planetas Mercurio, Venus y Júpiter,  cuyo eje de rotación es prácticamente perpendicular al plano de su órbita y, por tanto, no ofrecen variaciones estacionales en el año, representen (salvo el "chaquetero" Mercurio, permitidme el chascarillo amable) la analogía de los planetas "benéficos", mientras que aquellos cuyo eje de inclinación es semejante a la Tierra, que son Marte y Saturno (también Neptuno, pero a efectos del septenario no lo introduzco), sean los considerados "maléficos"... 


De este hecho contrastado, me surge la reflexión de cuánto grado de realidad pueden alcanzar aquellas personas que se encuentren - en paralelo- muy influidas por Mercurio, Venus y Júpiter en su mapa - quizás como dominantes, sitos sobre el eje ascendente, sustentando la identificación luminar... - , si los datos astronómicos más semejantes con el concepto de lo "real", desde el paradigma terrestre, son precisamente los de los planetas maléficos... Es más, entre Marte y Saturno, es el gran maléfico el que posee una variabilidad estacional más equiparable - si cabe - con la Tierra. 


En conclusión, por tanto, a modo de preguntas abiertas, ¿el optimismo y la bonanza de los planetas "benéficos" - en términos astrológicos - incide sobre un conjunto de hechos y una psique que resultan más estables por su tipo de provisión - estación - pero que, en consecuencia, radicarían en una proyección más alejada de la realidad general - Tierra -? 


¿La visión que atribuimos como "realista" del carácter "saturnino", tan análoga en variación estacional a nuestro planeta (aunque con otras condiciones obvias, por supuesto), no será, en cierta medida, más semejante a una maduración y adaptación acordes a los procesos naturales, pese a provenir desde una óptica más "fría" y "aséptica" ya filtrada desde su origen?


 ¿Podríamos reducir esta apreciación, de forma muy somera, a una mayor o menor conciencia del "cambio" y, por tanto, una distinta escala en la percepción de la incertidumbre, peligro, fortuna o suerte, en esa asimilación de las dosis de esfuerzo y lucha aplicadas para garantizar una supervivencia vital completa?


Las cosas tan aparentemente básicas siempre encierran interrogantes fascinantes a los que dar un sentido y, pese a hallarse dentro del conjunto de lo manido y lo muy - probablemente - analizado por muchos otros, nunca dejan de depositar en mí la voluntad de llegar a una prospección personal de lo más orgánico, hasta alcanzar una interrelación entre teorías y comprobaciones que cohabiten en esa sintonía explicativa de la reducción a lo simple y, por tanto, del entendimiento de un niño.

Belén Yángüez, 2- 05 - 2025.



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