¿Por qué lo llaman "Amor" cuando quieren decir "Venus"?
Estamos
desbordados por la cultura que confunde lo aparente, el narcisismo y la
vanidad con algo próximo a lo que es objeto de amor, teniéndolo como
algo supeditado casi en exclusiva a lo que dure el deseo y si, es
posible, que no me suponga un lazo, que me quieran como yo quiero y,
ante la desavenencia que me remueva mi base de apego o que me comprometa
en un esfuerzo emocional, entonces pataleo y no respiro.
En
cuanto a la simbología tan archiextendida de los planetas y su
equivalencia metafórica, discrepo mucho de asociar Venus con el
"Amor"... Recordemos que Venus no trabajaba (lo tenía prohibido) y
atendía a la belleza, el placer, la armonía..., como modos de pasar el
tiempo. Si nos fijamos, los anteriormente citados son conceptos de
reflejo externo, más fácilmente ubicados en la superficie, del mismo
modo que su espejo nos evoca.
La
pregunta sugerente a partir de esto es: ¿hay algún amor, con todo lo
que ello comporta, que se frague sin trabajo, sin discrepancia, sin algo
más profundo y superior..., sólo con disfrute, seducción, belleza y
concordia?
Venus, si acaso, se
refiere al "enamoramiento", impacto muy distinto de un sentimiento
fraguado en la realidad del transcurso de los días llamado "Amor" que,
en momentos de conflicto, o se transforma o se pierde.
Venus
es un planeta personal, de curso limitado, atendiendo a un ciclo
sinódico que abarca 584 días, siendo cada 18 meses que el planeta
retrograda, periodo que los psicólogos le suelen dar de duración al
famoso "encantamiento" - coincidiendo con las fases nueva y llena de
conjunción al Sol -.
Si a esto le
sumamos la edad planetaria asociada al astro en cuestión, nos situamos
en torno al periodo de 14 a 21 años de vida, etapa de adolescencia
tardía y juventud primaveral, más propicias para la eclosión natural en
términos eróticos que para la madurez que implica el estado amatorio
pleno.
Por tanto, si queremos
"Amor", el inicio puede ser de Venus - el encandilamiento de la espuma
envolvente donde veo la proyección de lo positivo de mí a través del
otro - pero su fragua y sostén piden corazón y admiración (Sol),
sexualidad y acción (Marte), compromiso, estructura y realismo (Saturno
), comunicación y pensamiento (Mercurio), valores y santificación
(Júpiter) y la unión de ternura, cuidado, comprensión y ritmos
inconscientes (Luna).
En
resumen, en una relación de "compañeros" a largo plazo acudimos con todo
el septenario y, según el tipo de relación que establezcamos, el peso
de cada planeta será más o menos importante. No es lo mismo un romance
de "cada cual en su casa y Dios en la de todos", que convivir bajo el
mismo techo con el "pack completo" in perpetuum.
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